jueves, 14 de febrero de 2008

DHA-DHA-TEE-TE.


mi querido amigo mincho desde Pushkar, Rajastan,India, me envía este texto que considero que puedo compartir con mis drugos de la tierra pura:

DHA-DHA-TEE-TE.

"Dha-Dha-Tee-Te/Dha-Dha-Ti-Na
/Ta-Ta-Tee-Te/Dha-Dha-Dhi-Na",
éste es el mantra, el rosario, la eterna y rutinaria letanía del músico de "tabla", el instrumento de percusión hindú ,el mas rápido y complejo del mundo. Sus dos elementos,la "dhama"para la mano izquierda,metalica y de mayor tamanyo y la "bama" para la derecha, más pequeña y de bella factura en madera, fueron ideados para permitir al instrumentista, tras una vida de dedicación abnegada, alcanzar la belleza sonora que ofrece el sutil equilibrio del "yin"y el "yan":
lo femenino y lo masculino, los graves y los agudos, rápidos tableteos y melancólicos y profundos acompañamientos, el sonido fresco, brillante de las gotas de lluvia rompiendo sobre la piedra y el poderoso quejido de la tormenta lejana.
"Dha-Dha-Tee-Te/Dha-Dha-Ti-Na",así comienza cada mañana el percusionista de "tabla"tras una reverencia a su sagrado instrumento y no antes de ofrecer los frutos de su trabajo a Shiva, a Vishnu, a Brahma. Luego de una respiración profunda el músico concentra toda su atención en encontrar el sonido perfecto, la posición exacta de sus dedos, la cadencia del ritmo, repitiendo con suma humildad la que fue su primera lección,aquella que aprendió de niño,como si escribiera cada día con la mayor atención y sutileza, con veneración:"Mi mama me mima, mi mama me ama, yo amo y mimo a mi mama". Para un instrumentista de "tabla" el objetivo nunca reside en alcanzar fama y renombre. Mediocre será quien piense en la alabanza, en la ovación del público, en la vanidad del éxito.
El horizonte de un percusionista hindú está situado mucho mas allá: alcanzar la paz de espíritu,la conexión con la energía del Universo, el abrazo de Brahman, gracias a su entrega diaria y a las especiales vibraciones de su instrumento.
Enfrascado en mi mundano pensamiento anduve un tiempo con la duda de si debía o no continuar una temporada más con mis clases de "tabla". Ahora que conocía el proceso de aprendizaje, no me resultaba grato verme los próximos diez o veinte años de mi vida sentado ante mi "tabla"repasando le"Dha-Dha-Tee-Te" y eso sólo para conseguir con suerte ser un menos que mediocre tablista.-Si fuese mas joven...-,me decía.
Pronto pude despejar mi pertinaz interrogante.
Un dia de aquellos fui a visitar a Dani, un catalán profesor de yoga enpeñado en la tarea de encontrarse a sí mismo y que andaba sufriendo una de tantas enfermedades que flotan en el aire sagrado de Varanasi, la ciudad de la musica tradicional hindú por excelencia. Iba acompañado de Sabrina, argentina porteña de sonrisa generosa y ojos llenos de bosques nevados, montanas añiles y naturaleza en estado puro. Aquel día Sabrina nos contó de su estancia en Rishikesh, cerca del Himalaya, el pasado año.
Había encontrado a un artesano muy especial con el que había pasado un mes fabricando un "pakhawaj", un instrumento antiguo de percusion hindú. Nos contó de aquellos días felices y de la estrecha comunicación que terminó surgiendo entre ella y la madera. -Un mes lijando madera-, nos decía-Cuantas cosa aprendí de ella, cuantas historias antiguas me susurro al oido!-.
Dani y yo tomamos especial nota del relato y pasamos a filosofar, cómo no, sobre el sentido de la vida. Acababamos de pasar unos días en un ashram donde habíamos aprendido algo sobre los "Vedas", las escrituras sagradas del hinduismo.
Nada es real, nos decía un monje del ashram, sólo tu esencia existe. Todo lo demás es fruto de nuestra mente; no es más que una película proyectada en tres dimensiones.
-Y si nada es real, si todo es una ilusión,-les comentaba a mis amigos un tanto desorientado,-que nos queda por hacer? Dani me miro con un brillo de inspiracion en los ojos.

-Lijar madera.- Contestó con cierta gravedad.
-...O tocar la tabla-Pensé yo para mis adentros.

"Dha-Dha-Tee-Te/Dha
-Dha-Ti-Na/Ta-Ta-Tee-Te/Dha-Dha-Dhi-Na".

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